(Poema de Araceli Sagüillo)

Y cualquier momento queda atrapado
entre las garras de algún abrazo estremecido.
Nadie quiere ser culpable, sólo el destino
es el ceniciento de todas las sospechas.
Se tejen las horas bajo la desnuda
sombra de los pinos, y se cubre el paisaje
con el aire de páginas desnudas,
el amenazador viento llegará hasta donde Dios
quiere que llegue.
Las eternas mareas del desierto se fundirán
con la algarabía de un nuevo amanecer,
traspasarán las entrañas de la tierra
que estarán tamizadas de besos y de niebla.
En ese paréntesis entrecortado,
el vaivén increíble del último adiós.
Es cuando hacemos planes escondiendo
la nostalgia entre los cinco sentidos,
y escribimos palabras que dejen que el tiempo atisbe
ese rayo de luz, antes que del lugar se aleje.

Araceli Sagüillo. Nacida en Palencia (España), ha sido hasta 2018 coordinadora del reconocido ámbito cultural “Los viernes del Sarmiento”, que se celebraba semanalmente en Valladolid y que sumó más de 2000 actos literarios. Tiene publicados una decena de poemarios, como La charca de los lirios (1994), Mujer (1996), Tiempo de silencio (1999), Las voces (2003), el poema dramático En la alameda (2004), El ático vacío (2009), Treciembre existe (2011), Las Moiras (2016) o Nosotros (2018), entre otros. Su poesía está incluida en más de 50 antologías y ha sido traducida al italiano, croata, búlgaro, árabe y portugués.