Hermano (2010), Marcel Rasquin Michelena

(Crítica de Enrique Viloria Vera)

Sin dudas que la película de marras se merece los muchos premios recibidos y los que han de llegar. Vale por lo que muestra y por lo que expresa, es contradictoria imagen / lectura de una realidad dual donde la esperanza y el desconsuelo habitan hermanados con la muerte y la vida.

Todos los ingredientes del pesar citadino, de la creciente marginalidad, están presentes en Hermano para construir una contradictoria pieza sociológica, idiosincrásica, urbana, de la cotidiana realidad de nuestras barriadas y de sus gentes:

  • El niño expósito que lloraba como un gatito; el Gato protagonista que volvió a la vida por efecto del amor de una madre cabal, pero que no tuvo todas las vidas de un felino normal, para ofrecer la única en un gesto de gallardía y amor filial.
  • La madre soltera, capaz de criar los hijos que el vientre y la calle le brindan, que su muerte obtiene en los avatares de su trabajo de repostera, de modista, de buhonera, en fin, de madre responsable.
  • El malandraje que todo lo controla en el barrio que impotente tiene que someterse al designio del Jefe.
  • El hermano descarriado que es finalmente salvado por el hermano que llegó del depósito de basura para ofrecerle solidaridad y esperanza.
  • La embarazada precoz que decide finalmente volver a su terruño natal para salvar una vida y procrear una esperanza.
  • El futbol que como el béisbol inundan los barrios de fanáticos y de jugadores que van a las canchas en espera de una vida mejor.
  • El asesino infaltable y protegido que quiebra a la gente por error, accidente o por voluntad.
  • El hombre de bien, entrenador en su caso, que sabe de la vida mala y promueve la buena para sus pupilos.

En fin, no es un Thriller ni un documental antropológico sobre la marginalidad caraqueña, contradictoriamente Hermano es una película de amor fraterno, donde no hay un final previsible y mucho menos feliz.

Véala con el riesgo que se le estruje el corazón y se le oprima la conciencia, unas lágrimas furtivas y solidarias valen más que un estruendoso aplauso:

El Hermano se las merece.

Enlace para ver la película:

Enrique Viloria en la Plaza Mayor. Foto de José Amador Martín.

Enrique Viloria Vera (Caracas, 1950). Posee una maestría del Instituto Internacional de Administración Pública (París, 1972) y un doctorado en Derecho de la Universidad de París (1979). Es profesor jubilado de la Universidad Metropolitana, donde desempeñó los cargos de Decano de Economía y Ciencias Sociales, y Decano de Estudios de Postgrado, así como el de Director fundador del Centro de Estudios Latinoamericanos “Arturo Uslar Pietri”. Ha sido profesor invitado por las Universidades de Oxford, St. Antony’s College, Cátedra Andrés Bello, (Inglaterra 1990-1991) y por la Universidad de Laval (Canadá 2002). Es autor y coautor de más de ciento veinte libros sobre temas diversos: gerencia, administración pública, ciencias políticas, poesía, artes visuales y humorismo. Su obra escrita ha sido distinguida con el Premio de la Academia Venezolana de Ciencias Políticas y Sociales, y con Menciones de Honor en el Premio Municipal de Literatura (Mención Poesía) de Caracas y en la Bienal Augusto Padrón del Estado Aragua. Recibió la Orden Andrés Bello (Banda de Honor) y el Gran Cordón de la Ciudad de Caracas. En 1998, la Universidad Metropolitana le otorgó el Premio al Mérito Académico en el área de Ciencias Políticas, Sociales y Administrativas. Vive en Salamanca desde hace más de tres años, ciudad a la que está vinculada desde 2002 por invitaciones de la Universidad de Salamanca.

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